La pareja se interesó por otro perrito y lo tomaron en sus brazos, encantados por su apariencia pero al rato lo regresaron y dijeron que querían ver a Wizard.
Así que Wizard tuvo que salir de su jaula… ¡Vaya sorpresa!... ¿Alguien quería verlo?...
La mujer no quería tocarlo mucho porque temía que la fuera a morder pero era sólo porque no conocía a Wizard, no sabía que se trataba del perro más dulce de la comarca.
El hombre en cambio inmediatamente quiso tomarlo en sus brazos. Al principio Wizard se sintió atontado pero poco a poco fue despertando y cuando sus ojos se encontraron con los del hombre, algo que estaba muy dormido dentro de él despertó y le dijo: “Este es un amigo”. Wizard se sintió tan contento de que al fín alguien lo abrazaba cariñoso que empezó a dar saltos de alegría y a aplaudir de emoción…¡Sí, a aplaudir!...nuestro amiguito había aprendido algunos trucos durante su corta pero intensa vida.
El hombre sonrió y decidió caminar con Wizard. El perrito decidió mostrar cuán encantador podía ser y disfrutó al máximo poder estirar las piernas y marcar uno que otro lugar como propio. El hombre parecía divertido y…ciertamente, encantado por este pequeño perrito.
Cuando se reunió con la mujer hablaron un poco, después firmaron unos papeles y ¡de repente Wizard estaba caminando con ellos con rumbo desconocido!
Tras un recorrido en automóvil llegaron a un lugar que parecía una casa sólo que más pequeño y cuando entraron Wizard supo que ese lugar era lo que siempre había estado esperando: un hogar.
A los pocos días de haberlo llevado a casa le cambiaron el nombre y ahora lo llamaban Borreguito….hmmmm….Borreguito….”¡Me suena bien!”, pensó Borreguito y su corazón se llenó de alegría pues ahora era tratado con mucho amor.