LA ABEJITA QUE NO QUERIA AYUDAR

aditaÉrase una vez una abejita que tenía problemas con el quehacer. Como sabemos, las abejitas son muy trabajadoras. Siempre están produciendo miel. Pero Adita, la abejita de nuestra historia, tenía un problema. No quería ayudar a su madre a recoger sus juguetes Se pasaba el día jugando pero cuando se trataba de recoger sus juguetes siempre corría y desaparecía por ahí, haciendo de cuenta que los juguetes no existían.

Su madre le pedía que por favor la ayudara a recoger sus juguetes pero Adita no quería nada de nada. No le interesaba recoger juguetes. sala ”¿Para que?”, se decía, “¡Es mucho esfuerzo!”. Así que su madre terminaba recogiendo todos los juguetes para que la casa se viera limpia y ordenada.
Un día, desesperada, su mama le dijo que si no recogía sus juguetes después de jugar tendrían que deshacerse de ellos ya que eran demasiados y ocupaban mucho espacio en la sala. sala

Adita se quedó pensando y de repente se imaginó sin su caballito de palo, sus patines que tanto le gustaban; se imaginó no pudiendo jugar a la comidita porque ya no tenía su juego de té ni su estufa y también se imaginó sin su preciosa muñeca de trapo. La vida no seria la misma sin esos juguetes. ¡No, no podía siquiera pensarlo!

Esa mañana, Adita decidió irse a jugar con sus amigos que vivian cerca. Entre todos decidieron hacer una expedición al Gran Panal, lugar donde no tenían permitido ir porque todavía eran muy pequeños.

Pero nuestros amigos eran un poco desobedientes así que se disfrazaron con grandes lentes oscuros y unos sombreros y hacia allá fueron. panal Resulta que cuando llegaron se sorprendieron porque desde la distancia se oía un gran ruido y no se explicaban qué era. Sonaba como un gran zumbido. Bzzzzz….bzzzzzz….y entre más caminaban hacia el Gran Panal mas lo oían.

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